En medio de la calle estaba un niño sentado en el suelo, y un buen día pasó por allí un señor, se paró enfrente de él y le dio tres euros. Para el niño eso era mucho dinero y se lo agradeció muy alegremente. Al señor empezó a caerle bien, le trajo una garrafa de agua, y el niño le contestó:
-Muchas gracias por el agua, ahora podré lavarme las manos y podré compartirla con mis otros amigos que podrán lavarse y beber. -le dijo el niño-
Más tarde el señor le trajo unas mantas y unos abrigos.
-Muchas gracias, ahora podré taparme y así no pasaré tanto frío. -le dijo el niño- Mis amigos podrán vestir mejor.
Al final le trajo un poco de comida y un peluche.
-Muchas gracias por la comida, ahora no tendré tanta hambre y con el peluche podré entretenerme y sentirme a gusto. -le dijo el niño- cuando juegue con los niños de mi barrio.
Al final se encariñó con él y se lo quiso llevar a su casa. El señor lo cogió, y se fueron cantando una canción,; el niño ya tenía un hogar donde vivir. Cuando llegaron a su casa le dijo el señor:
-¿Qué te ocurrió para que estés solo en medio de la calle?
-A mi madre la despidieron de su trabajo, y al cabo de unos cuantos días, se murió mi papá y mi mamá se quedó muy deprimida, no se levanta de la cama. -le dijo el niño-
-Ahora ya tienes un hogar y te sentirás a gusto en mi casa -le dijo el señor- Vamos a buscar a tu madre para cuidarla aquí, con nosotros.
Por la noche, ya los tres juntos, se sentían cómodos. El niño le dijo que todos los días podría ayudar a los niños necesitados. Al señor le pareció una buena idea, él quería mucho a los niños.
-Vamos, es hora de irse a la cama que hoy ha sido un largo día y hay que dormir para poder descansar. Eres un niño muy afortunado
El niño le sonrió y le dijo:
-Si todas las personas fueran como tú, el mundo sería muy bonito. -dijo el niño-
Al día siguiente, fueron a un orfanato y les llevaron juguetes a los niños y pasaron la tarde con ellos.
- Es muy bonito lo que acabamos de hacer.